lunes, 19 de abril de 2010

Primera, segunda semana de vacaciones de “Semana Santa”, segundo semestre.

Lunes: Mi mamá se fue temprano y sin avisar, se llevó a la Chiquita con ella. El domingo se quedaron a dormir porque se les hizo tarde para regresar a Chilpancingo, así que mejor optaron por quedarse y ver a “Preciosa” desde el proyector. Tenía rato que no había visto a mi mamá tan contenta y emocionada por una película. Se preguntarán ustedes: ¿Cómo me doy cuenta de que así lo está? Pues sólo basta con notar ciertas características que hace después de la función y son: salir de la habitación o sala bailando de forma muy peculiar (como niña), sin pena por lo que los demás vayan a decir. Inmediatamente después de ver ese baile pregunto lo obvio, sólo para confirmar mi hipótesis: ¿Te gustó la película? Las respuestas de mi mamá varían, pero la que más extraño -ya que me remite a mi infancia, cuando nos daba por ver películas a ella, mi hermana y a mí (en mi antiguo y tan extrañado triángulo)- son: “Está pa' talleres” que significaba: Que si mi mamá diera algún taller algún día sobre algún tema en específico pondría esa película. Mi mamá es maestra, tiene la ya tan extraña y no valorada vocación de la enseñanza. En su vida ha dado clases de todo tipo, desde cosmetología hasta metafísica. Es una maestra un poco imperativa, pero llena de una pedagogía tan mundana y coloquial.


Mientras, con Ariel ya no fui a clases de waterpolo; preferimos nadar solamente y nadé 900 metros. ¡Buen comienzo!.


Jueves de la segunda semana: Fuimos mi hermana y yo con Su y con Omar al bar de la hermana de Su. Fue una noche interesante llena de una conversación fluida y amena sobre astrología entre otras cosas. Las palabras fueron saliendo de nuestras bocas mientras las cervezas hacían lo opuesto. Terminamos mi hermana y yo completamente ebrios. Omar se fue temprano y Su nunca tomó ¬¬. Llegué a mi casa después de dejar a mi hermana en la suya. Cuando ya iba en la esquina me di cuenta que no traía las llaves, así qué toqué el timbre. Ariel salió a abrirme la puerta enojado, entré como pude, tropezándome con las perras. Desafortunadamente todo acabó con una vomitada a un lado de la cama y una regañada de dos días.

4 comentarios:

Las Horas dijo...

Jo, me encanta tu mamá: Que está para taller!!! Yeahhh, si ya me caía bien con lo de la vajilla caray. "Preciosa" no me gustó, y eso que la vi con alguien "especial", pero eso no tiene nada que ver.

itamol dijo...

jajaja
una vomitada!
chales, ni cuando nos empedabamos con bacacho y agua de jamaica.
Ahhh q tiempos aquellos, no manches luxo ya tenemos un algo de historia.
tkmil! :P

xxoo

Anónimo dijo...

Jajajaja pinche lucho, parece que no sabes que la mota y alcohol en cantidad hacen daño, y bien gacho, las consecuencias son obvias jajajaja

ČΉ∀ŔĹIƎ // ᑬUℕĶΣƬ0 dijo...

Por cierto, has mejorado mucho tu redacción, felicidades luis